El proyecto que he venido desarrollando los últimos años, por medio del cine de experimentación y las artes plásticas, lo entiendo como una investigación que trabaja sobre las imágenes, más particularmente sobre la cualidad de éstas, para crear tiempos alternativos a los propuestos por la realidad común, así como divergencias y trayectos imprevisibles, en el sentido de la duración de una línea de recorrido que explora espontáneamente la multiplicidad de los espacios.
Por lo tanto, es necesario explicar, que el descubrimiento que suele repetirse en esta investigación, con mayor o menor intensidad, es que por cada trabajo que realice sobre el tiempo, invariablemente, tendrá como consecuencia una reacción natural: la manifestación de lo que llamamos memoria, en términos tanto de la actualización de la percepción como su función de archivo, siendo lógico declarar que mi trabajo, más específicamente, sería la producción de memorias por medio de imágenes combinadas en el tiempo, no solamente para someterlas a estudio, si no también para atraparlas y compartirlas en la experiencia colectiva de la reciprocidad de las percepciones.
Mi proyecto, en la práctica, para sostenerse, ha probado distintas formas de investigación, no me refiero solo a los lenguajes mencionados arriba, si no, además, a la articulación de recursos que voy repitiendo, como lo son la recopilación, la intervención y la recomposición de archivos propios y extranjeros: diarios de vida, fotografías, videos, dibujos, sonidos, collages, los que constituirán el tejido imaginario que voy a abarcar. Para la recolección y producción de estos materiales parto de un proceso documental, el que se formaliza en el seguimiento de las experiencias, los recuerdos y el imaginario de un grupo de personas reunidas bajo un tema propuesto por mi o por las circunstancias de vida de los mismos participantes. Temas como el exilio, los sueños, o las migraciones, son algunos de ellos.